martes, 18 de octubre de 2011

Esperar




El esperar y ser paciente a veces suele ser bueno, porque te permite reflexionar y no decir tonterías, como cuando la llegada es puntual.
Tener la esperanza en ocasiones no es tan bueno, cuando no vale realmente la pena estar por algo, porque al final te das cuenta, de que has desperdiciado tiempo y tal vez espacio para aquella oportunidad, teniendo fe que aunque en forma de pizca de una u otra forma decidiste esperar y entonces notas que derrochaste, despilfarraste, malgastaste; la decepción entonces  es muy grande y te das cuenta que perdiste tiempo pensando, yendo al encuentro, dejando, olvidando cosas, olvidándote, amargándote, tal vez preparándote, y de repente nada aparece, te quedas como al inicio esperando sin llegada y decepcionado, como al principio sin una pizca de nada, y la fe quiere apagarla el aire de la desesperanza por creer en algo que no debíamos creer, por confiar en quien no debíamos confiar, o por lo que no debíamos tener.
 En aquel momento después de esperar y encontrar, la felicidad viene, la esperanza vuelve y la paciencia toca como desconocido, presentándose, pero desconfiado le abrimos la puerta tan despacio. A veces el ser paciente y esperar suele ser una forma de reflexión para saber lo que uno quiere, aprendemos a decidir sobre lo que objetivamente necesitamos, sin obsesiones, ambiciones vacías y después cuando uno obtiene lo que deseó, por lo que empeño esfuerzo, dedicación y entrega, aunque allá esperado tanto, tan arduamente, con esfuerzo, a veces tan desesperado, pero al fin esperando, se saborea el obtener lo que por fin llega y más aún cuando sabes que te lo has ganado, y todo esfuerzo no fue inútilmente desperdiciado. Prontamente descubres que el perder la fe no es lo más adecuado, y peor aun cuando la perdemos en uno mismo.
La esperanza es una virtud por que al ver que no se ha obtenido nada de lo que deseamos, el optimismo y la fe de que todo saldrá bien con esfuerzo, las cosas mejoran o irán mejor. Por esa razón a veces es bueno esperar, tener paciencia y tener presente que no se puede obtener todo en la vida, saber que a veces se obtienen y a veces no; porque aprender a perder también es una gran virtud, puesto que nos vuelve más fuertes para volver a esperar, pero sin acostumbrarnos a siempre perder.

Vanessa Arellano Montero

2 comentarios:

  1. Recuérdame no hacerme esperar por nada. Que el mensaje incluido en este mensaje, es un mensaje que es como el mensaje. Ha llegado hasta acá, donde los cilios se doblan. Eres buena. Buen mensaje. Me hiciste estos pensamientos más llenos de luz que de lodo. Gracias.

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